lunes, 4 de junio de 2007

Latencia de semillas

Se entiende por latencia o dormición al estado en el cual una semilla viable no germina aunque se la coloque en condiciones de humedad, temperatura y concentración de oxígeno idóneas para hacerlo.

De ello se deduce, que las semillas pueden mantener su viabilidad durante largos períodos de tiempo. Esta es una de las propiedades adaptativas más importantes que poseen los vegetales.

Gracias a ello, las semillas sobreviven en condiciones desfavorables y adversas, aunque no indefinidamente.
Esta adaptabilidad se manifiesta de dos formas distintas, pero no excluyentes:

1.- Las semillas no germinan por que las condiciones no son las más apropiadas para ello (latencia impuesta).

2.- Las semillas no germinan, aunque se encuentren en un ambiente favorable, al existir ciertas condiciones propias de la semilla que se lo impiden (latencia innata). Este segundo mecanismo es el que, generalmente, se entiende como latencia de semillas.

La salida del estado de latencia requiere, en determinados casos, algunos estímulos ambientales, tales como luz o bajas temperaturas. En otros casos, las gruesas cubiertas seminales de las semillas constituyen una barrera impermeable al agua y a los gases o ejercen una resistencia física a la expansión de la radícula, que impide la germinación. La presencia de inhibidores de la germinación es otro de los condicionantes de la misma.


Valor ecológico de la latencia de semillas.


La semilla es la unidad de dispersión de la especie, por lo que cualquier mecanismo que permita alargar o escalonar la germinación en el tiempo, facilitará una máxima dispersión en el espacio.

Además, la dispersión en el tiempo tiene un valor añadido, es decir, las semillas que produce una planta en un año sufrirán, en la mayoría de los ambientes, menos riesgos si germinan de forma gradual a lo largo de varios años que si lo hacen todas a la vez.

Algunas especies anuales de zonas áridas tienen inhibidores hidrosolubles en la cubierta de las semillas. Cuando llueve, el agua los lava y elimina, permitiendo así la germinación, y lo hace en el momento en el que la plántula encuentra en el suelo el agua suficiente para su desarrollo.




Esto es lo que sucede en el Desierto de Atacama, las semillas de las distintas especies que habitan la región poseen inhibidores, que con la presencia de precipitaciones son lavadas, permitiendo la germinación, la que concuerda con niveles de agua en el suelo aceptables.

Ahora, uniendo este apartado de fisiología vegetal, con los conocimientos climatológicos sobre precipitaciones, que hemos revisado anteriormente, presentamos, el maravilloso:






"DESIERTO FLORIDO"
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